En la introducción de “El Libro de los Abrazos” de Eduardo
Galeano se dice lo siguiente: “Recordar -del latín recordis- significa volver a
pasar por el corazón”. Tras unos meses desde mi regreso de Colombia siento la
necesidad de escribir sobre este maravilloso país y sus gentes.
En Bogotá, a primera vista, todo resuena
cercano, como si no hubieran pasado 8 años desde la última visita... La ciudad
está con la calma del fin de semana, tranquila, animada, con la amabilidad de
sus gentes y la música presente en todos los momentos. La gente es muy
acogedora y siempre está sonriendo. Bogotá está llena de construcciones nuevas,
en expansión, moderna, con muchas inversiones. Nada parece indicar que este
país lleve más de 50 años de conflicto… tampoco las noticias que hablan mucho
de la elección de una miss o del cercano partido de Colombia para poderse
clasificar para el Mundial de Brasil… del conflicto poco o nada, ni siquiera de
las conversaciones de paz. Da la sensación que los largos años de conflicto han
provocado una cierta “normalización” del mismo por parte de la población. Parece
que hubiera asumido que el conflicto forma parte de la normalidad de la vida. También
da la sensación que al gobierno le interesa vender una imagen de Colombia
moderna, en la que todo funciona bien y en la que el conflicto está
invisibilizado, es menor o se está terminando…
Zona rural. Cambio radical. Ha sido llegar a
una zona rural y subirse a un taxi para que las noticias hablen todo el tiempo
del conflicto, de enfrentamientos, de secuestros, abusos, muertes, tráfico de
drogas. En la radio y en las noticias no se habla de otra cosa. Seguro que
estamos en el mismo país??? Cómo puede haber tanta diferencia??? Cómo puede
estar tan invisibilizado en un sitio y tan visible en otro??? Hay algo que no
cambia, sus gentes siguen siendo amables, acogedoras y sonrientes. Me siguen
contagiando su alegría, su esperanza, su mirada positiva… pero el entorno ha
cambiado por completo.
Da la sensación que Colombia es un país de
dos velocidades, de contrastes profundos entre lo que se vive en las ciudades y
lo que se vive en el campo. Una locura!!! No puedo olvidar que Colombia tiene
más de cinco millones de personas desplazadas lo que supone el 10% de la
población. Es el país con el mayor desplazamiento interno del mundo. En la zona
rural, en el campo, el conflicto está presente en toda su crudeza.
Y pese a todo lo escrito hasta ahora, pese a
lo oscuro que pueda parecer todo, pese al sufrimiento acumulado percibo en sus
habitantes ganas, ilusión, fuerzas y esperanzas por salir adelante. Algo está cambiando, la gente empieza a levantar la voz, la gente
ha comenzado a perder el miedo… y este paso es un gran paso!!!